sábado, 13 de junio de 2015

Espíritu de Tritón

Todo cuerpo celeste tiene núcleo. En los planetas o planetoides, que recogen el material de sucesivos soles, el material pesado se concentran en el centro; los materiales pesados son radiactivos por lo que generan calor, por sí mismos y porque asimilan las energías del cosmos, y la irradian hacia su entorno. Los materiales que le suceden en densidad forman lavas que calientan a su vez a las sustancias inmediatas, en este caso el lecho de los océanos, manteniéndolos líquidos. El océano líquido permite el sostén de las criaturas vivas.
 

 
 

Tritón es un satélite natural de Neptuno; su exterior es uno de los más fríos del Sistema Solar (-235°C).
Pero, mientras su superficie es una capa helada formada mayoritariamente por nitrógeno y metano, su interior es un océano líquido de nitrógeno y amoníaco que se calienta por la doble acción del núcleo y de que Tritón presenta una órbita diferente a la mayoría de satélites del sistema solar, lo que apunta a que no se formó junto a Neptuno sino que fue capturado por la gravedad del gigante gaseoso. Los investigadores creen que esta órbita elíptica retrógrada causa grandes mareas que, debido a la fricción, otorga una fuente de calor extra al interior del planeta.
Este nuevo estudio basa sus resultados en el grosor del manto helado que cubre Tritón. Aquí está la cuestión: si la capa de hielo es delgada, las fuerzas de las mareas serán más potentes y el calentamiento será mayor. Si la capa es más gruesa, el satélite sería más rígido y por tanto las mareas aportarían menos calor al interior.
Bajo esa capa rugosa de hielo se encuentra un interior activo que deja escapar grandes geiseres de nitrógeno líquido que alcanzan hasta ocho kilómetros de altura.

Uno de los investigadores responsables del estudio de la NASA, el geólogo Saswata Hier-Majumder de la Universidad de Maryland.

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